En el vuelo nocturno, regreso sin tregua, bajo la fragua del rocío del invierno,
en el aleteo de aves misteriosas, bajo
las sombras del pasado, mi alma refugia,
y en el umbral del bar, mas los susurrosinvaden el ambiente monótono de mi silencio.
Retorno sediento al desierto de mi ser,
ansiando el oasis de tus recuerdos, tengo
la sed de tus labios, el olvido es desafiante y no da tregua, persiste con dolor tu mirada, más no hay remedio para este calvario.
En el batir de alas, ciudad me es efímera,
plasmo la geografía de tu cuerpo, los callejones son
laberintos de tu piel, la ruta certera,
y en las callejuelas están tus besos inciertos.
El silencio cómplice, movimiento callado,
mis manos buscan rastros de caricias,
pero las sendas del ayer, se han esfumado,
y en el mar de nostalgias, quedan indicias.
Emergen tus ojos, arrecifes en llamas,
fuego que ilumina mi barco errante,
navego entre la bruma, entre olas voy
buscando el tesoro de tu amor palpitante.
Así, en el vaivén eterno, mi retorno ansía,
seguir tejiendo la trama de nuestro encuentro,
donde los versos fluyan, en sincronía,
y en el rincón de un bar, escribiré este cuento.