Angel Rafael Anaya Puerta

PEQUITAS DE ORO

En un mundo de dulce encanto,

Donde el sol besa al rocío,

Había un ser tan diminuto,

Pequitas de oro, un desafío.

 

Eran estrellas en su cara,

Que bailaban con gran alegría,

Cuando el cielo se oscurecía,

Ellas brillaban con fantasía.

 

Sus ojitos eran luceros,

Que iluminaban el sendero,

Y cuando miraba al horizonte,

Un arcoíris pintaba primero.

 

Pequitas de oro, traviesas,

Saltaban sobre las nubes blancas,

Pintando risas en las caritas,

De niñas y niños sin tardanza.

 

A veces se escondían jugando,

Entre las hojas del viejo roble,

Y allí, los sueños tejían mágicos,

Que a los pequeños llenaban de noble.

 

Cada noche, cuando la luna asomaba,

Pequitas de oro se preparaban,

Para pintar con su encanto,

El firmamento donde brillaban.

 

Oh, Pequitas de oro tan queridas,

Sois el misterio del cielo y la tierra,

En los corazones infantiles,

De esperanza y amor sois la siembra.

 

Así, en este mundo encantado,

Vive la magia de lo pequeño,

Pequitas de oro, seres adorados,

De risas y sueños, sois dueños.

 

Y cuando mires al cielo brillante,

En las estrellas verás su danza,

Pequitas de oro, eternamente,

Guiándonos con su luz y bonanza.

 

Autor: Ángel R. Anaya Puerta

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