Nitsuga Amano

Camino de regreso

En la nieve blanca, mis huellas se despliegan,
un camino que recorro incansable y eterno,
en las calles sencillas, las grietas recogen,
rosas y poesías, secretos del invierno.

 

 

En el alba, miles de vidas se entrelazan,
miradas que trascienden el tiempo y el espacio,
en el asfalto y el cemento, poesía arraigada,
misterios ocultos en cada trazo.

 

 

Vuelvo al principio, al Big Bang del destino,
al instante del nacimiento, del surgir del ser,
del tiempo que devora, del tiempo que es vecino,
en la primera explosión, en el enigma del saber.

 

 

Mis manos sostienen el hilo de la existencia,
tejiendo el tejido que conecta lo eterno,
en el centro del laberinto, la esencia,
del primer párrafo, el núcleo sempiterno.

 

 

Cada palabra, un universo se despliega,
en las letras se encierran mundos paralelos,
en la espiral del tiempo, mi mente navega,
en el océano de ideas, ríos y desvelos.

 

 

En las estrellas, destellos de eternidad,
la poesía se erige como el gran secreto,
entre realidades y sueños, sin finalidad,
con inspiración y creatividad, el verso perfecto.

 

 

El tiempo es un laberinto que nos envuelve,
mis versos son un camino, un laberinto sin fin,
en cada paso, el misterio se resuelve,
en cada palabra, un mundo se abre ante mí.

 

 

Así, en el juego de luces y sombras del destino,
la poesía danza, desvelando lo desconocido,
y yo, simple escritor, me sumerjo divino,
en el mar de palabras, donde el alma ha crecido.