Angel Rafael Anaya Puerta

AMOR DE MADRE

En la sombra de un rincón silente,

donde el alma se viste de pesar,

se oculta el amor de madre ausente,

que susurra en la brisa del hogar.

 

Sus ojos, estrellas de luz serena,

anhelan ver el rostro que se fue,

más solo encuentran la ausencia plena,

un vacío que el alma no comprende.

 

En su regazo, abrazos de ternura,

solía cobijar con su calor,

más hoy, en soledad, la noche oscura,

acaricia su piel con frío dolor.

 

En la distancia, el eco de su risa,

como un sueño lejano, se desvanece,

dejando en el corazón una precisa

huella que el tiempo jamás desvanece.

 

El tiempo pasa, y el amor perdura,

un lazo eterno que nada deshace,

en el alma, la tristeza perdura,

anhelando un abrazo que nunca llega.

 

Oh, amor de madre, luz en el sendero,

tu ausencia deja un alma adolorida,

más en cada latido, en el alma entero,

vivirás por siempre, vida compartida.

 

Aunque los días pasen melancólicos,

y las lágrimas oculten la mirada,

tu amor, radiante y dulce como el bálsamo,

guía mi camino en la oscuridad.

 

¡Oh, amor de madre, inmenso y fiel,

nada puede apagar tu llama divina,

pues en cada latido, yo sé muy bien,

que vives en mi ser, alma materna!

 

Por siempre llevaré conmigo tu esencia,

un recuerdo sagrado, amor sin igual,

mi corazón susurra con reverencia,

¡Gracias, madre, por tu amor celestial!

 

 

Autor: Ángel R. Anaya Puerta

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