Poco demoraste en seguir a nuestro padre,
fuiste el que más rabia le hizo pasar ,
y también el primero a su lado viajar,
pero hiciste corto tu peregrinar...
Infante compañero de juegos y travesuras,
de aventuras infantiles y algunas diabluras,
en el campo y Valdivia quedaron tus huellas,
las mismas que llevo hasta que yo muera...
El río Calle-Calle nos quiso juntos llevar,
tratar de ahogarnos a tan corta edad,
tuvo que venir esa maldita enfermedad,
que nos quitó el tiempo para conversar...
¿Dónde tu alegría vamos a encontrar?
tus historias ya no nos harán reír,
que extraño hermano esa noche ahí estar,
contigo a nuestro lado sin nada que decir...
Tanta gente reunida en torno a ti
y tú tan ausente y dentro de mí,
viviste la vida siempre a tu manera,
partiste una noche sin quererlo siquiera...
Tuvimos que llegar a viejos
para respetarnos y querernos,
para pensarnos y comprendernos,
para amarnos y extrañarnos...
Tu hijo nos leyó un par de pensamientos,
cuanta verdad en esos pocos lineamientos,
tocaron mi alma y mis sentimientos,
al morir, atrás quedan todos los malos momentos...
Anoche pasé por la plaza de nuestra infancia,
tan cargada de nuestras nostalgias,
tan repleta de nuestras jóvenes vivencias
y ahora tan llena de tu ausencia...