Luis Roberto Otero

¡Ha Muerto!

 

¿Alguien ha visto su cadáver?

las letras han pregonado su muerte;

su sangre, transformada en noticia

transmite paz al no ser aquel hombre.

 

La desgracia de su joven muerte carece de valor,

vale más su fotografía bañada en sangre,

que las sentimentales lágrimas de su difunta madre.

 

El agua manchó su sangre al caer en su corriente,                      

su rostro al igual que su nombre parece que no existe.

La tragedia de su deceso se plasma en el papel.

¡Ha muerto!

                       pero ¿quién era aquel?