Hector Loaiza

Eras tú mi tristeza

Antes de conocerte yo ya te amaba, a veces, con el corazón apretado como una uva. Iba sin ir, con mis manos logré alcanzarte sin verte ni sentirte como un recuerdo perdido entre mis dedos.

 

Eran tus manos blancas entre mis frías palmas que formaron las penínsulas de mi querer; entre el índice y el meñique atracaron mis preguntas entre tus pliegues se formaron mis repuestas.

 

Y en ti los ríos, en mi los cauces nacieron; subían y bajaban estas palabras, tal vez confundidas entre las aguas y eras tú sin duda mi tristeza.