Más allá del horizonte
la gélida nieve quebró mi paraíso
convirtiéndome en bosque...
sin ramas, sin fuego,
¡Melodías de álgidas cavernas!
¡Márchate, invierno! ¡Márchate, penumbra!
El cielo me profesa sus flores
sus sombras también,
armonía y serenidad con secretos ansiosos
que iluminan mi rostro con simplicidad.
En cada rincón, mi sonrisa enciende fuego
mis manos conjuran abrazos cálidos,
suspiros de luz, avenencia y sueño…
¡Colmadas de fuego interior!
Vientos suaves soplan a mi favor
la niebla retumba su voz cautiva,
en mi regazo yace fuerza impetuosa
ya no quebranta mis ramas,
la lluvia acaricia el miocardio…
¡Anunciando corazón de loto!
El frío invernal forjó mi vitalidad
engendró serenidad.
Y baila el olivo, y en cada rama
brillan mantos de sabiduría
iluminando los angostos caminos.
Se forjó oro con fuego
fortaleza inquebrantable,
el alma jamás olvida
a quien la hizo florecer.
Conoce sus secretos…
¡¡Porque en medio del invierno,
nació la primavera!!