elisain maldonado

SURCOS DEL ALMA

 

Volvió Martín al campo, un hombre recio,

mirada fuerte y alma de niño en su ser,

hombres que se miden a la luz del día,

sortean vientos por camino sin temer.

 

Con piel partida surca el arado en el suelo árido,

como amigo fiel que con la tierra se funde,

y en el monte, su machete se enreda,

entre los hilos del pino, la naturaleza le inunde.

 

Mientras el agua crece, la toma como vino,

se levanta muy temprano a ordeñar su rebaño,

para que mamante el ternero pinto,

y junto a sus hermanos, comparte su abrigo extraño.

 

Con manos curtidas y corazón humilde,

Martín trabaja en un eterno trajinar,

en cada surco, sus sueños se dibujan,

la tierra y su amor se entrelazan en un altar.

 

En cada madrugada, el sol lo recibe,

su labor es un canto a la supervivencia,

la naturaleza le brinda lo que vive,

y él, agradecido, cuida de su herencia.

 

En el silencio del campo, escucha sus pensamientos,

y el canto de los pájaros es su música,

sus sueños son semillas en el viento,

esperando florecer en la primavera única.

 

Volvió Martín al campo, su hogar amado,

un hombre sencillo, fuerte y genuino,

en la tierra y el cielo se ha encontrado,

y en cada surco, cultiva su destino.