Felicio Flores

Y los sueños se persiguen

Y los sueños se persiguen, se sacrifican; se reviven.

Siempre están un paso adelante.

Hay sueños que mueren a medio camino 

o apenas cuando nacen 

y hay otros que duran toda la vida y arden 

como una llama inapagable. 

 

He soñado fuera de la cama y en ella, 

despierto y dormido; de todas formas imaginables 

e incluso lo más absurdo, como por ejemplo: 

abrir los brazos y que el viento me lleve en su abrazo 

por el mundo, en silencio; despacio, en un viaje interminable 

donde el sueño se renueva de continuo 

como una fuente de luz inagotable.

 

A veces el sueño no logra despertarse

y recae en un estado de rigidez 

y tenemos que sacudirlo para que alce vuelo 

—que no es más que una caída invertida

y reviva para que sea la llama de la vida otra vez, 

como ayer; como antes de que uno —por cobarde

lo sometiera a la tortura y lo dejara encerrado en una cárcel. 

 

Hoy soñé que abría la puerta de casa

y afuera, después del miedo;

estabas tú sentada entre tulipanes... esperándome.

 

Felicio Flores