Nitsuga Amano

Una taza de café con aroma a recuerdo

En ese café de sombras y desencuentros,

saborearemos el amargo néctar de nuestra existencia.

Un momento efímero, donde se encuentran los encuentros,

en la danza de las palabras y la ausencia de la esencia.

 

 

Nos perderemos en laberintos de silencios compartidos,

donde las miradas se encuentran en la penumbra,

y nuestras almas, heridas y desamparadas, se han unido,

en una danza de soledades que el café alumbra.

 

 

Las palabras flotarán en el aire, en susurros confusos,

como fantasmas que buscan refugio en la taza vacía,

y en el eco de los sorbos, se desvanecerán difusos,

dejando un rastro de melancolía y añoranza sombría.

 

 

El aroma del café se mezclará con nuestras penas,

sus vapores serán testigos de nuestros lamentos,

y en cada sorbo, el tiempo se detendrá en cadenas,

mientras los recuerdos se entrelazan en pensamientos.

 

 

Así, en ese café de sombras y desencuentros,

nos sumergiremos en la eternidad efímera,

bebiendo la melancolía de nuestros propios versos,

en un encuentro que nunca podrá ser verdadera.

 

 

El olvido está tan seguro de ganar que te regala un velo de niebla,

que cubre tus recuerdos con su abrazo frío y etéreo,

borrando las huellas de nuestro amor en la telaraña del tiempo,

convirtiendo en efímera ilusión lo que una vez fue verdadero.