ninfadora

ENTRE LAS BRUJAS

Esta noche…

Negra noche

En que las estrellas no brillan,

Y la luna se ha hecho llena,

En las nubes ennegrecidas por la oscuridad,

Se escucha el canto del ave nocturna…

Entre los cantos siniestros de aquellas mujeres,

Vestidas con lóbregos harapos,

Con la carne pegada a los huesos viejos,

Esas mujeres que miran con amargos ojos,

Tan rojos como la sangre que se ha mecido,

Después del truco y el trato con babel,

Entre esas viejas casi muertas,

He estado yo uno de tantos esqueletos,

Con los vampiros y los muchos amuletos,

Unas veces en las tumbas mal olientes,

Y otras cuantas al regazo de la muerte,

He estado yo en los brazos de la mujer dulce,

Esa que en sus trapos negros y voz de niña,

Me ha pedido ser el fantasma de esas viejas,

De lengua de serpiente y de las rizas perturbadas,

Que en las luces de las velas y los cebos,

Ven bailar temibles a los espectros,

Mientras los humanos en su humildad,

Me dejan en sus altares dulce, cempasúchil,

Tamales, copal, mi foto en vida y una oración,

A veces me dejan camote y tamal,

¡Ah sin olvidar! La música que en vida me hacia bailar,

Pero ahora estoy muerta soy huesos…

La calavera que le sirve a la viejas de la noche para asustar,

Para hacer morir de horror a aquellos insulsos,

Que en ellas no quieren creer…

Que en las noches de luna llena se regocijan con la catrina,

La muerte consumida, flaca, huesuda que viste de elegancia,

Su traje pintoresco con el que nos viene a saludar,

Cuando la ¡maldita muerte! nos tiene que tocar,

Si de esas viejas yo soy esclava,

Me llevan a volar por los cielos negros,

Con una vela metida en mi fondo,

Clavada en la punta de sus escobas,

Mientras ellas hacen ronda con la luna,

Juntándose todas con las que vienen del norte,

Otras que vienen de las montañas nubladas,

Y que las que se juntan del mar…

Todas hacen fiesta y la evocan  y le piden mil cosas,

Y a mi me tienen como candelabro de la noche,

Gimen todas con voces locas evocando a lucifer,

Y los humanos todos hacen fiesta de los muertos,

Dejando en cada tumba un altar y una flor,

Antes que caiga la noche y canten los búhos viejos,

Y las brujas salgan de sus casuchas a cazar calaveras,

Como yo para servirles de candelero ó de ofrenda para Satán,

Si que esas viejas con sus verrugas hacen lo que sea conmigo,

Pues total como soy esqueleto que he de sentir yo…

Que solo soy huesos pelones que ya descanso en el panteón,

Imposible no quedar en manos de ellas,

Si de después de la muerte no creo en un más allá,

Luego entonces ¿que queda?

Que los humanos nos recuerden con fiesta y platillos,

Manjares, turrones, fotos y reseñas

Ya sea para el día de muertos ó por todos los santos

Y nosotros los esqueletos nos quedamos aquí…

En el negro de la noche…

En el frió de la tumba

Y siendo el objeto  predilecto de siete mujeres,

Que rondan la luna cuando es escarlata y llenita,

Siguiendo con ellas pasando de mano a mano,

Quedando siempre entre ellas…

Entre  las viejas, entre las brujas.