José Luis Barrientos León

Filosofía cotidiana de una sonrisa

 

Sí, la vida es un esbozo que no alcanzará su esplendor,

sin la bondad manifiesta en la libertad del pensamiento,

del saber que la perfección no es posible, 

sin la imperfección indudable de nuestra humanidad,

y que la verdad del hombre sólo es probable

en la lucha de la memoria contra el olvido

 

Si, la vida es eso, una manifestación de deseo,

de querer saber y comprender lo esencial del presente,

sin poder confrontar el pasado o resarcir el futuro,

de la ausencia inevitable del amor sustancial.

 

Un amor que se expresa necesariamente,

en el anhelo de convivir con alguien,

sin la intromisión de alguien,

en la consecución de algo.

 

Un algo que es sonrisa,

 sin la estupidez del intelecto,

ni las sandeces de la moral,

o la absurda potestad de la nostalgia.

 

Un algo que es solo eso, una sonrisa,

con su incuestionable evidencia de felicidad,

contra la ciencia temeraria que busca la verdad,

sin el suspenso que provoca la palabra muerte,

o la tragedia de la belleza que lentamente se pierde.

 

Si la vida es eso, un diseño, un proyecto,

que requiere la bondad connatural de la libertad del pensamiento,

la sabiduría de comprender que solo se puede vivir una vida,

con la misión artística de crearnos a nosotros mismos,

como método para alcanzar nuestra propia verdad,

sin el miedo de repetir la novela,

o descubrir lo extraordinario que guarda lo común.

 

La tragedia es olvidar rápidamente,

cambiando las ideas,

modificando las intenciones o asesinando los sentimientos,

rechazando lo que somos, inhabilitando las sonrisas,

convirtiéndolas en ruido, sin vocalización ni abrazos,

sin la inmortalidad de la libertad,

sin el amor que lo busca todo,

sin saber medir lo poco.