Carlos Del Real

De el otro lado de la pared

 

Respirando en la piel el aire fragante
de la presencia que del otro lado de la pared percibo, 
giro la chapa de la puerta con sigilo 
como ya lo he hecho tantas veces,
tantas que he perdido hasta el número 
y he perdido también la noción del espacio y el tiempo,
y de pronto ya no concibo si estoy saliendo o estoy entrando,
si es que va a amanecer o recién está anocheciendo.
Todo se siente a medianoche, 
sin movimiento, pero en armonía 
con murmullos, pero en silencio.

Más todo se vuelve coherente 
y al fin las cosas adquieren sentido,
al terminar de abrirse la puerta
miro tu silueta desnuda sobre la cama,
con gesto de ángel pero con pose de sirena,
y en el aire se siente que tu aura reposa
extasiada en el trance de tu sueño profundo.
Te contemplo de pie y te aspiro a lo lejos,
me acerco hacia ti y tu aliento respiro.
Siento en mis manos la tibies que tu piel genera, 
pero en mis ojos no hay luz, sin tus ojos despiertos.