José Luis Barrientos León

No es suficiente, lo suficiente

 

No fue suficiente el vendaval para hacer temblar el árbol

Ni la desnudes del cuerpo para aprisionar la frescura de la noche

O la redondez de los ojos para ascender a la luna llena

Ni la simetría y voluptés para descubrir la delicadeza de la figura

 

Sentado en el pórtico, buscando la insolencia de la noche

los astros en el firmamento giraban en su luz

con la lentitud cómplice de los sueños

que imaginan tu figura durmiendo en mis rodillas

cobijada por el frescor de los afectos

y la delicadeza de mis palmas que acarician tu epitelio

 

Pareciera que la oscuridad nos está devolviendo los cuerpos

flotando como polvo iluminado de estrellas

con la respiración sumida en la oquedad

del deseo que te descubre morando en mis rodillas

y una luna blanca abrazada a mi respiración

envuelta en la anarquía del espasmo que provoca

 

No fue suficiente la pasión para alimentar el deseo

Ni caminar de puntillas para dedicar un beso furtivo

O el paso de los días para resucitar en tu vientre

Ni mi abrazo de amante para tu pecho lactante

 

Miraba la tierra desde tu galaxia de madre

Como el suelo fecundo donde germina el retoño

O la escarcha en el pasto que anega esperanzas

Con la escena infinita de tu hijo en tu pecho

Y tú voluntad incesante para forjarle los sueños