Nitsuga Amano

Y el destino asi lo ha concluido...

Cabalgando bajo la luna llena,
esperando que el llanto se convierta en alivio.
Me esfuerzo por escribir, en esta noche serena,
con la pluma desgastada, el humo del cigarro, cautivo.

 

 

El silencio dibuja versos redundantes,
que lo dicen todo y se desvanecen en el aire.

 

Su partida, fue una herida,

que en el pecho de este escritor ha dejado abierta una ausencia, una vida perdida.

 

En el ocaso de tus ojos, el sol se ha apagado,

y en el silencio de tus labios, el susurro se ha ido,

cómo quisiera tenerte una vez más a mi lado,

enredados en un abrazo eterno, fundidos en el olvido.

 

Eras la musa de mis versos, mi inspiración divina,

con cada palabra, pintabas un lienzo en mi ser,

pero ahora, solo me queda una página vacía,

donde el eco de tu nombre se niega a desaparecer.

 

El tiempo se desliza entre mis dedos inquietos,

y en cada tinta derramada, brota el anhelo,

porque sin ti, mi amada, no hay cuento completo,

solo quedan palabras mudas, sin consuelo.

 

Las metáforas se desvanecen en el aire,

como pétalos de rosas marchitas por el viento,

y en cada verso, mi alma clama por encontrarte,

en un sueño lejano, en un suspiro en silencio.

 

El eco de tus pasos resuena en mi memoria,

y en la noche estrellada, te veo danzar,

pero la realidad se impone, triste y sombría,

y me enfrento a la realidad de tu adiós, sin poder evitar.

 

Oh amada mía, en cada palabra te nombro,

en cada verso, susurro tu nombre en secreto,

y aunque el destino nos separó, en mi corazón zozobra,

tu recuerdo persiste, como un fuego eterno y discreto.

 

Y así, en la pluma y el papel, encuentro consuelo,

en cada palabra que te dedico, vuelvo a encontrarte,

porque aunque la distancia nos haya arrebatado el vuelo,

nuestro amor perdura, como un faro que no puede apagarse.

 

Y el destino así lo ha concluido...