Francisco VV

Arañita

Una cacería de brujas contemporánea

no Ad Hominem, sino Contra Natura

se reflejó bajo el sol, cuyo respirar

reflejaba un árbol de pino radiata.

 
 

Arañita, escondida tras mis zapatos

un grito silencioso de “¡por favor!”,

hizo raíces en mi mente y corazón.

 

“¿Por qué queréis matarla?”, pregunté.

“Porque es una araña”, respondieron.

“¿Pero, para qué matarla?”, pregunto.

“¡Porque es una araña!”, responden.

 

Mas elegí llevarte entre mis manos

hacia las raíces del pino radiata.

Roca y charca serán tu santuario.

 

Arañita, mi paria, mi homo sacer

intocable, te fuiste lejos, muy lejos.

Y un “¡gracias!”, cual brisa y ola

emanaba… en tus saltos… y mirada.