JULIO CESAR CORVALAN

La riqueza del labrador

Muy temprano el labrador, 
salió su tierra a cultivar, 
abriendo surcos con sudor 
para así poder sembrar. 
solo sus manos desnudas 
constituían su riqueza, 
manos yertas, sin ataduras, 
manos de fe y de grandeza. 
Echó granos a la tierra, 
les cubrió con esperanzas, 
encomendó a Dios su siembra. 

cantándole alabanzas. 
Sus semillas germinaron 
y crecieron bajo el sol, 
con el viento juguetearon 
fueron signos del amor. 
Son trigo en verdes campos 
son la riqueza del labrador, 
son manjares en mil abastos, 
ázimo en el altar de Dios. 
El rítmico vaivén dorado 
es la poesía del trigal, 
es la cosecha de lo sembrado, 
es el sueño de un soñar. 
satisfecho el labrador 
ve su tesoro danzar, 
con el viento trovador 
echó sus sueños a volar. 
Trigo mío y suculento 
que mañana has de ser pan 
serás de mi hogar el sustento 
en mil mesas has de estar. 
Tu que nos das el pan nuestro 
eres de Dios y celestial 
un regalo del Maestro 
nuestro tesoro más vital.