Nitsuga Amano

Desata la tormenta que hay en mi

Vierta el vino de la copa llena de deseos. Embriaga mis pasos en tu encrucijada donde el éxtasis está en lo desconocido.

 

 

Cómplice de mis deseos sedientos, tus labios me invitan a dar un bocado prohibido.

 

 

Sedúceme con el sabor de tus palabras, que el vino sea un elixir ardiente, y que nuestras almas sean una copa derramada.

 

 

Desencadena con furia las primeras gotas de rocío,

que caigan sobre mis cimientos con ímpetu,

y en el fragor de tus truenos me hagas estallar,

haciéndome tormenta en tu ser,

y siendo la lluvia que te inunde por completo.

 

 

La noche es oscura,

Aprovecha de decender tus relámpagos con fuerza sobre mi piel,

sé la descarga eléctrica que me atraviese el pecho,

entre mi nube de deseos y tu tierra de pasión,

destella y ahoga las sombras del temor.

 

 

Dale al sol la espalda,

que nuestros cuerpos se fundan en penumbra, abraza mi lluvia con deseo y entrega,

deja que nuestras almas se envuelvan en llamas.

 

 

Que el vino sea el néctar divino de nuestra unión,

la pasión sea el rayo que nos envuelve,

y el fuego que desciende sin control,

ilumine la senda que juntos recorremos.

 

 

En tu boca encuentro la dulce ebriedad,

en tus pasos, la danza desenfrenada,

y en tu abrazo, el refugio de la tempestad,

donde nuestras almas se entrelazan, encendidas y entregadas.

 

 

Así, en este torbellino de emociones,

nuestro amor se despliega en un clima tropical intenso.