Sergio Jacobo "el poeta irreverente"

REDONDILLAS PARA AÍDA

 

 

Me enamoro de tu aliento

al igual que de tu boca,

que sin cesar me  provoca

un inmenso arrobamiento.

 

Me enamoro de tus ojos

por esa breve mirada

que viene ya, acompañada

por mis íntimos antojos.

 

Me enamoro de tu cuello

donde mi beso  he posado,

pues en tu piel he tatuado

mi beso como un destello.

 

Me enamoro de tus senos

donde reservo caricias

(donde guardas las delicias

para una noche de estreno)

 

Me enamoro de tu nombre

que es la esencia de estar vivo;

pues por él ya hay un motivo

que mi camino se alfombre.

 

 

Me enamoro de mi mismo

porque al quererte –me quiero-

por eso de ti requiero

que te enamores…lo mismo.