La calle está desolada, ya todo es silencio,
y denoto un extraño enfado,
mientras voy por el asfalto caminando,
vestido de esqueleto...
Me siento descompuesto, desarraigado,
deprimente, dando asco,
como un pescado maloliente y corrompido,
lleno de calor, al sudor sometido...
Pero tengo un algo de siniestro,
como un gato negro en la noche, sumido al insomnio,
parado junto a un poste telefónico,
con la diferencia de que yo me siento humano...
Aunque nunca disfruto de un baño,
por lo cual a mi ser, le importa bastante su pitorro,
y en cada esquina un pis con urato,
al igual que hace un perro, marcando su territorio...