Al correr del tiempo,
con mi cuerpo añejo medio roto,
y el corazón ordenado,
se me acerca un rostro afectuoso...
Y siento a un lado,
el gesto de su beso tranquilo,
a menudo hermoso,
tomando cuerpo sobre mi pómulo...
Le estaba esperando,
por encima de cualquier regalo,
feliz y nervioso,
con el instinto mal disimulado...
Todo estaba claro,
que el amor tras un camino largo,
aun seguía creciendo,
en mi salón de esposos en sábado...