Raiza N. Jiménez E.

Mi Corazón.-

Mi corazón siempre responde a ese su canto,
no sé qué más hacer para acallar sus latidos.
Cuando lo oye cantar se desploma en llanto
y se desmaya, con el eco de sus bellos sonidos.
 
¡Quisiera calmar esta alma que, con él canta!
 
Hoy al escuchar ese melodioso cancionero,
hice un viaje de recuerdos y lloré de pena.
Es indomable este mi corazón, traicionero
y no puedo más, este dolor me condena.
 
¡Y lo busco a ciegas en cada nota de su canto!
 
A veces intento ocultar que, es Él, ese que canta,
pero, se me amotina y no hay nada que lo anime.
Me alejo de aquel sonido, que sin duda, le encanta
y pensando estoy, en buscar lo qué a Él, le redime.
 
 ¡Pero, sin su canto, no encuentro nada que me anime!
 
Si yo encontrara la clave para calmar mi desdicha,
haría titilar el cielo con sus cantos, en todo lo alto
y si eso fuera posible, no sé cuánta sería mi dicha…
Me buscaría otro cantante y que fuera contralto.
 
¡Quiero cuidar mi corazón de todo este sobresalto!
 
La verdad es que sí él canta, mi corazón se levanta.
No hay nada que pueda hacer para calmar la emoción.
Su voz todo lo trastoca y, a mi corazón, trasplanta.
Es que ya se acostumbró a que lo abrace esa pasión.
 
¡Hoy acepto que, en mi alma, su voz es mi corazón.
y todos mis espacios vitales, los ocupa su canción!