Ela.

DEJANDO DE SER ALICIA

 

No preguntes quién soy, no me pidas que sea igual.

Él era una mujer gritando desde afuera ¡calla! subo a tropezones a mi único refugio, un ángel desdén me abraza y todas las palabras graves de la frente extrae, son heridas necesarias, dehiscencias en sus alas, al menos eso dice mi madre. Tráeme una cerveza, compra el pan, apaga el Sol, haz que la luna brille, voy callada en silencio haciendo todo el tiempo lo que hoy necesito deshacer. Sonrío&obedezco, tengo un plan.

SOY mujer, es un hecho ¿ser pequeña es mi culpa?, será tu culpa si te encuentra cualquier lobo. Esta humedad ya no me es agradable, tú sabes bien que quieres salir y espiar por su ventana, que la noche y su aire aullante quieres en tu piel. De los valientes es el mundo y yo pues no seré casa sosegada.

Esperar al silencio es tarea fallida, escabullirse será entonces lo mejor ¿cómo ser calma entre tanto barullo?  hay gente que me ignora y baila, hablan ¿hablan? en mi cabeza ¿cómo caer sin hacerse trizas? porcelana, mi espejo hace frente a la piel que puede herirse con solo un tirón, pero poco importa este frasco sino puede olerse toda mi esencia. Las vitaminas de mi infancia: hierro y fuerza para morder los pezones de la odiosa. Coger las botas con punta acero amortigua el salto, como mi gato tuerto saldré a pasear mis ansias de absoluto, unas cuatro cuadras desde mi cuadrada ventana, mi mundo primero pensado se aplana y existe; así como afuera debe ser adentro.

Padre de los padres, manda: no jugar con el botón, la carne es carne y la manzana es orden, NO desquicies mi marco ya he narrado una vida tuya es imposible hacerte de otra con palabras a las que les surgen vellos y esa excreción que llaman piel y forma un cuerpo y es así que no me dejan cerrar el libro tedioso de la humanidad; o quizá, algo más, siempre es posible…

             Y al alba, armados de una ardiente paciencia, penetrar en las espléndidas ciudades.

Espera, aún se oyen los pasos del despierto, del yugo y la espalda torcida bajo leds impiadosas, de mi papi que no me deja sola porque mi madre impuso soberanía, el esclavo la mira con piedad y también amor, no le teme, teme el insoluble pleito conyugal, una píldora para esa migraña; yo escuché la puesta en escena, cuando arrodillado llama “Mi dueña” y es ella quien no quiere actuar, no imagino el apareamiento de mis padres. Pero aquí estoy, como atenta a que la flor me diga: vuelo, no soy mariposa nictálope por eso puedo imaginar mis alas sin volar, el posible en cada sueño, la ventana no es ventana ni cuadro cinético, el margen es puerta, todo tiene un agujero y por este tengo alas. En amores inflamada salí sin ser notada.

Y caigo, mis piernas de araña lo son todo, la noche y la espesura del aire me dicen: demora el tiempo, soy soplo divino extendiendo los segundos, la calma aparece. No tengo rumbo solo un objetivo-excusa y ese deseo es el riesgo de mi meta todo un ventalle. La ansiedad no tarda soy una bomba de vacío, un agujero negro, codicio lo que comienza donde acaba la epidermis, quiero entrar mi interior es lo que acaece, como una burbuja que contiene una palabra deicida, ser en el torrente sanguíneo de Dios, el padre de todos los dioses, el eyaculador primordial, alucino mis presentimientos ¿Qué podría salir mal? pensemos el mal, Dios seguro que miró el holocausto como quien mira bacterias en la tv, las personas van desapareciendo, todos entran a casa, ya son casi las diez, no hay patrulleros ni ambulancias, me guardo bajo un árbol, este trance crece con los patrones de las luces que se desdibujan a lo largo de la calle, recordarme en ese cuartucho goteando progreso, me hace sentir un hambre voraz. Luzbel manda, me hago monstruo y me bautizo con mis jugos: la de los Bellos labios que han de abrirse solo por palabras que crecerán magníficas y tendrán la suerte de conjurar mi muerte; así hasta el infinito y más allá.

Ser niño y caminar toda la avenida, cada vez más vacía; pon el gesto rudo de tu padre al pedir la cena y al caminar nunca encorvarse como alguien que suplica al suelo le de algo, siempre mira por sobre el horizonte y entrena tu mirada venciendo el atardecer tu columna se inclinará y siempre estarás en reverencia, tu cerebro que solo interpreta te hará triste por naturaleza, haz visto la cabeza del número dos es la tristeza y su angustia ¿te gusta? es de Lorca, te prestaré el libro si caminas erguida y tu frente sea fresca, cuando llegues a casa buscas Nefelibata, sé que te gustará. Quiero ser quien de aquí para allá se mueva con la gracilidad de la ficción, del sueño que decido, ordenando periplos, surcar precipicios, poca es la importancia del freno del triciclo, en el REM salto en cuatro y me hago dos, mis ojos se mueven desincronizados, grupos de gente que ríe, gente que entra caleta con cajas de cerveza (mi locura cultivada no caerá en el enmascaramiento, lo amargo no te hace esclavo, mi padre terminó siendo un miedoso, tomó el desarreglo de los sentidos muy naive  y sin la interpretación que la divina palabra exige, pagó las consecuencias, tiemblan sus rodillas ante un vaso de jugo fermentado y nada lo deja más desolado que ver una hoja  en blanco rebosante de lo que quiso y no tuvo el valor designar: un dios eunuco) y suben gradas angostas de casas que parecen prostíbulos. Mi primer acto: heroína que dará muerte a la prostitución. El poder del pueblo hace caer la intención del gobierno.  El tramo es corto y ya estoy apresurando el paso entre los enfermos, carpas frías que albergan muertos; llego al puente que divide Sedapar con Victor Lira, había pasado muchas veces por allí, los atardeceres son violetas, el Sol se hace naranja y empieza a esconderse justo en el centro del bypass (lo una vez al que habita tras mi ventana adorad, Alex DeLarge su ultra violencia será desnucarse y los autos no le dejarás paladear sus últimos segundos), vuelan y se hacen estelas, ver debajo es sentir el vértigo de un perro cruzando la calle; a esta hora solo se ve el cemento, una negrura en el aire, cierto olor a caucho y luces astigmáticas que desaparecen todo aviso que debería advertirse; el frío entumece mis manos pero la aventura continúa, soy el niño curioso buscando amigos espigas en las calles de humo, las más grandes de la ciudad.

 

Soportaría las muertes más crueles, solo por ver a Scuti apagarse y aun así, mi último pensamiento haría amanecer el Todo y todos tendrían una segunda oportunidad. Una diosa más cruel, imaginativa, vivirían una vida digna y no serían reses bien cuidadas para la cosecha, esa especie malévola que nos doméstica haciéndonos creer en dioses y luego no reconocer al amo en el azúcar diario de todos los días, toman nuestros cuerpos; pronto se escuchará la voz interna, será el maíz que nos diga, ya no más humano. Seré madre de los últimos hombres. Vaya que caminé vertida hacia mi afuera tras mis ojos y no vi el despertar de los faros de un Tico que me siguió silencioso toda una cuadra, al menos tres o cuatro tipos iban dentro haciendo origami, transformando un cigarro en arma, una carcacha que no llevaba ni el letrero, seguramente era edificio de ellos mismos, producto de un montón de trabajitos planeados en noches como esta. Dirían tienen oficio, una labor que se premedita con delicado tino para no ser descubiertos, ellos dirían, que lo hacen por caución, es un trato con la vida, son el peso de la balanza y tú una muchachita que nada oficia al cielo. En silencio diré las palabras adecuadas para despertar el alma diminuta que no sale de ese cuerpo desaprovechado, yo lo crearé y él será hermoso, tiene la larva del deseo, lo he leído, hermoso a mi desmedida demanda y que me parta el corazón si es que se hace más terrible.

Iba en pijama y el gorro no la hacía macho, si no llevas nada es a ti a quién quieren.

Itiofálicos y soldadinescos, te encontraron, solo un brazo te suspendió y ya estabas dentro - cállate mierda o…- no hubo intención de advertirte, una mano sucia te abrió los labios.  

Te quedaste quieta pero tu corazón era un colibrí, mis puntas son de acero pensabas, solo tengo que patear, solo tengo que decir. no sé patear, patear les excusará. Las amenazas no terminaban, no había carne angelada que recibiera las balas, estrellaban sus nudillos, la frente, envés y revés, no gritaste, si un sonido salió de fue por la mecánica de los órganos, me concentraba en el teorema de pitágoras, en Pitágoras ¡Pitágoras!

¿Qué hora sería? ¿olvidé rezar antes de dormir? este sueño se me va de las manos, observo desde arriba tres animales abrazados, sus ojos de codicia y satisfacción parecen convencer de que el ver sufrir les hace bien, es su fiesta y tú no colaboras ¿por qué no gritas? ¿por qué no lloras? -te gusta- No! No! no este sueño no me gusta, veo atarme, es mi culpa. Itiofálicos y soldadinescos, me quitaron la ropa, tirar violentamente lo entorpece todo, hubieran demorado menos sin su imbécil ímpetu. Asunta, pienso en decirles algo con voz clara y serena, no podría hablar de madres, de hermanas, ni hijas; es la imagen de la amada quien tomando puerto puede salvarme, lo pensaste, la licencia del amor permite construir lo derruido, no llegaste a decirlo y un pedazo de carne entra en ti como una lija, el seco dolor te hace pensar que es el pellizco que te despierta, pero nada, es un desconocido cielo, luchas por ser mente y recordar las enseñanzas de los acusmáticos¡Pitágoras!

Es muy temprano para la parasomnia,  una boca fermentada cayó en tu rostro y mis dientes  por los que de niña dejé de comer golosinas no rompen su muralla, tu mueca se mantiene aún cuando tres puñetazos en el vientre te hacen perder el aliento, tu boca no se abrió aun perdiendo algo que buscas con la mirada, no lo recobras, nada haces antes que te echarán a un contenedor de basura.

Te dijeron muerta, zombie, viciosa por qué no chillas, no te duele, es una cachera dale duro por zorra; desde el borde del precipicio en donde estoy y me bamboleo confieso que yo era virgen, solo espiaba la ventana, nunca me atreví a decirle que quisiera aprender a hacer el amor con él. Quizá si me hurgue tímidamente con algunas verduras en casa pero fue por el método científico, en realidad solo deseaba que todos me vieran tomada de su mano, sus dos pies bien plantados en el suelo, su cuerpo sano sin esfuerzos y su escritura que ahogué en mis ojos repetidas veces, ese hurto debe estar justificado, siempre lleve tus letras en los bolsillos.

Rómpela, que aprenda a no caminar sola. Notabas que las palabras se les agotaban y su fuerza dejaba de sentirse, sus voces empezaban a no oírse, sentías como una reja te acorazaba el ir y venir de tu cuerpo sobre sus manos no te haría demudar siquiera, sentir este confuso jaloneo podría escribirse en tu cuaderno.

Cuando los soldados hayan acabado ¿cómo actuar, oh corazón robado? Agotados los cerdos, hastiadas sus culebras, en mi fueron eones; en la radio había pasado 39”, el festín de mis girones no dejó posibilidad a un después, ahora tenían miedo y supiste: no me matarán. ¿Por qué llamarlos cerdos? ¿por la grasa? ¿por la dureza de su piel? ¿por qué apestaban? recordaste el relato de Indra castigado y sentiste ternura por ellos, pero estos que te meten en un saco como si fueras la niña Juanita, estos son cobardes y tú basura. Tienes tu merecido.

Por fin calma, oyes a lo lejos como escapan los murmullos, tu reloj mental avisa el término de estos minutos indecibles, tú feto allí sobre papeles roídos, sientes que podrías quedar dormida, resuelta y olvidada; más algo te lo impide, el sabor de tus encías, denso y ferroso, tu ansia aparece has despertado, tus incisivos agujerean el saco, sabe a sangre huele a piel, sal del tacho como Venus del mar.

Arde al tocar, el olor de tus dedos es fermento, te niegas a inventar un nombre; pierdes es:  basura-quemada-untada-con-sebo. Eres una zorra diría mi madre creyéndome dormida,  no hubo momento de queja, sin embargo lo único importante es la historia que guardarás en tu cuadernillo; pero esos ingratos se llevaron hasta el acero de tus zapatos, el suelo es frío si piensas en el largo camino que te espera, desandar, es la opción más acertada, repetir las calles; ser niño es más complicado que ser mujer no amada, el gesto de ese padre tuyo confiesa que es solo una mueca, sus palabras no pesan, la bulla de tu casa no es tan fuerte como la del silencio que brota del miedo, el regreso tiende a ser más corto.

Viste tu ventana, entreabierta. Violada. Violada. quisiera entrar y no a hurtadillas, descubrir el regazo sereno de mamá y orugarme ¿en qué momento vas a llorar? báñate con lejía, hasta que la piel se queme pareja, yo salí por esa ventana, su cristal oscuro y un párpado interno. Tira una piedrita para despertar a tu hermano y escóndete. No, mejor quédate mirándola unos 39 minutos y escribe luego sobre la personita que habita en tu cabeza y no puede salir a pesar de la ventana a la puerta.

Sentir todo grabado en las paredes de mi cráneo, si pensaba en la verdad absoluta no fue suficiente, mi silencio despertó todo el sentido, sin verlos siquiera me figuraba una película sebosa, retorciendo los gestos por no hallar más agujeros que horadar. Si ahora me levanto luego de ver la mirada apagada de su ventana y camino a casa con cuidado, conteniendo el dolor de muñeca rota, si deseo ahora mismo mi vulva lavándose a sí misma y más deseo que nos vean a los dos de la mano por las avenidas, si ahora siento que una luz emana de mis manos y amo todo lo que toca mi mirada es porque mi alma está intacta, tiene la Fe intacta. ¿No serás una perversa? No, pequeña, ni en el pequeño lapso de 39”.

Me decido y entro por el umbral, todos duermen, mi madre ausente seguro encerrada en su habitación, mi padre sentado frente al televisor, las carnes desbordadas y la cerveza goteando sobre la alfombra, mira de frente con amargura impostada, no necesito su gesto severo, muy callada lo abrazo, su olor a casa me reconforta, me baña, te quiero papi, nunca volveré a saltar, no me regañes, me encuentro cansada,  él no dijo nada y tus dudas se disolvieron; dos lagrimitas que porfiaban avanzar por tus mejillas porcelana se detuvieron frente al espejo, abriste la ducha, tapaste el agujero por donde recala el agua y luego de ver tu reflejo, te descubriste hermosa, te acurrucaste bajo el chorro hirviente de agua, con los ojos bien cerrados cartografiaste tu cuerpo y te sentiste simple, tu sonrisa fue inevitable.

Ya tu deseo no era andar de la mano, no querías alas de carne, sí un vuelo que venza al miedo, doblar las estelas fantasmales como aviones de papel y dejar que planeen lejos, sin regreso. Tomaste el cuadernito, soplaste el polvo y escribiste una carta para tu amado invidente, caminaremos sobre los bordes de la tierra de mi mano y tú de ella, a tu padre le aconsejaste terapia y a tu madre, a tu hermosa yo futura le dijiste que perdonabas y que compadeces la debilidad de aquellos hombres que no pueden hablar.

Sus dedos dibujaron una caricia infinita por el rastro de sus lunares, cerró sus morados párpados, respiró y se hizo infinita en el instante de la bella sonrisa de abuela, su recuerdo más feliz, hasta quedar dormida.

Un día de estos encontrarán una muñequita de porcelana experta en percor en la basura.

.P&P.