Danny Storm

Quédate

Quédate para herirme

para romperme la razón 

con embriagante elegancia;

y que el último intento nos aplaste el corazón;

 

prefiero te quedes,

inclemente destrucción 

de abrazos tiernos y risas calmas,

agobiante sinrazón 

prefiero te quedes,

prefiero te quedes 

a que te vayas.

 

Quédate que el ocaso 

de la tersa juventud se arrugó de andanzas,

y en odiseas ya no hay caso,

que del sentimiento iluso de la armonía 

brotó una piel que sangró sombría;

 

quédate que va de paso

la noche y su fracaso opulento

que habla un idioma extranjero el viento 

y el sentimiento de rechazo

no cabe ya en mis suicidas

compartimentos.

 

Hoy que te veo no son sumandos

las mil derrotas y sinsabores

de aquel pasado que fue tan nuestro;

hoy se cayeron de la bolsa los errores

por los mil intencionales agujeros

y ya no hay nada, ya nada

de oscura pena que no nos sea familiar,

ya la vergüenza, antes ajena,

se ha vuelto el fuego de nuestro hogar

 

y a su lumbre quédate,

por favor,

sin más mentiras ni juramentos

encendamos las brasas que guardamos 

por tanto y tanto tiempo

y hagamos despacito un guisado de sueños

que amaron la luz sin jamás mirarla;

que en la mano tengo la mitad de un adiós

y no quiero regalarla.

 

Quédate que esta conexión 

es una imagen y mil palabras

en proceso de creación;

 

Quédate, quedémonos,

en nombre del ausente amor

a ser felices hasta acabarla.