Matias 01

Acaso el dolor…

¿Se fueron mis llantos con sus aires vivos

detrás de tus azules cielos?

¿Se rasgaron las nubes hasta el gemido,

cuando se alejaron, crujiendo como vidrios,

nuestros desamparados huesos?

 

Será que algunas lágrimas llegan tan lejos

que se conmueven los infiernos.

 

¿Se estremeció la tierra como amoroso vientre

al acoger con ternura tu cuerpo de niña ciega?

¿Se desbordaron ríos y galoparon sobre filosos vientos

voces desoladas,

al romperse el día bajo sombras

y sombras de silencio?

 

Acaso el dolor también estalla en su desdicha

al abrazar el vacío y clavar sus espinas en el silencio.

 

¿Se hizo de piedra el aire y se llenó de palidez la luna

al ver los ojos sumergidos en llanto seco?

¿Se dejó caer el viento como lápida sobre mi boca

y el más ardiente hielo sobre mi sangre, sobre mis venas

para solo herirme?

 

¡Qué importa, si aquí solo ha quedado un muerto

de por vida!

¡Qué importa!

¡Si al final la muerte afloja ya sus dientes y nos libera

en el silencio eterno…!