Lourdes Aguilar

FATA MORGANA

En el horizonte el vapor desvela

Para deleite a mi vista maravillada

La ciudad legendaria

La quimera de cristal frágil

Que a lo lejos flota hecha piedra

Abundante en hermosura y riqueza

La ciudad de sabios y artistas

Refulgiendo sus paredes y torres

Refulgiendo sus escalonadas terrazas

En relieves revestidos de oro y de plata

Frisos que exhiben misteriosos adornos

Por pasadizos labrados con bellos diseños

Serendipia en medio del mar que apareces

Mostrando la gloria lograda

En comunión de la sapiencia y la paz

Y te han nombrado mil veces

Tal vez Agharta quizás la Atlántida

La mismísima Cíbola resurgida un instante

El oculto Dorado u otra borrada en la historia

 

Con sus niños vestidos de blanco

Que corren en esos pasillos  de mármol

Tomados de la mano

Entre risas y cantos

No existen mancebos más bellos

Cuando se arman de guitarras y flautas

En sus naves silenciosas y ligeras

Sin perturbar la vegetación circundante

Mujeres hermosas con cutis de perla

De cuyos corazones brotan canarios

Esparcidas entre flores vistosas

Manos dignas de la riqueza que tocan

En cada rincón la armonía se halla

Sabiduría que abunda e impregna

hasta la ropa cosida en hilos de seda

de tan puros los cuatro elementos

se dividen y mezclan sublimes y etéreos

viva y prístina imagen de una utopía

pero si se muestra es porque existe

más inalcanzable para ésta mísera

condición materialista e inhumana

real y palpable con sus edificios sin par

rodeada de natura exuberante y virginal

Imposible a la mente inventar tal majestad

Si no fuera porque al verla sabe que es real

Cuando se atisba en el profundo pensar

Y la perfección inviable de alcanzar

Desafiando la razón se muestra sin más