Freddy Kalvo

Lo que fuiste... ¡Y no fue!

 

Fuiste luz en mi camino

y agua fresca en el desierto;

fuiste aurora con el brillo

que ilumina el ancho cielo.

 

Y la sombra de mi sombra

que mi paso perseguía

y las cristalinas gotas

que aplacaban mis cenizas.

 

Fuiste fuego muy ardiente

que por dentro me quemaba;

fuiste siempre como nieve

fresca y pura como el agua.

 

Y la Alondra cariñosa

con su canto enamorado;

y una mina con sus joyas,

que a mis ojos los turbaron.

 

Fuiste savia en estas venas

que mi corazón dispuso;

fuiste tú, con tu pureza,

que causaste tanto embrujo.

 

También fruto del viñedo

que bebía en abundancia

y embriagado con tus besos

en tus brazos me quedaba.

 

Fuiste luna a medianoche

que ilumina oscuridades;

fuiste mi jardín de flores

con aromas a raudales.

 

Y también fuiste la fruta

con dulzura inigualable

y hoy en medio de la bruma

solo puedo recordarte…

 

Porque fuiste pensamiento

muy nutrido de ideales

siendo solo el simple anhelo

que murió triste una tarde

 

cuando sopló fuerte el viento

agitando inmensos mares

en la búsqueda del puerto

y lo que te ilusionaste.

 

Porque tú te fuiste lejos

a encontrar lo que buscabas

y hoy despierto de este sueño

abrazado a mi almohada.

 

No sé dónde tú te encuentras

ni a mi corazón le importa,

solo escribo este poema

con mi pluma bajo sombras.