Cuando me ves así, junto a la cuna de nuestra hija,
bien que te digo, que tiembla mi llama,
es todo lo que a mi me pasa,
esposa mía, que el universo se inflama...
No te duermas, que te reclama el leño de tu alcoba.
Estemos juntos, bien cerca,
así callados, incluso cuando el silencio silabea,
y que la noche sea poesía bienvenida...
Líate en mis labios y deja que te absorba,
tu fuente inquieta, con sed ávida,
desde mi carne a tu alma.
Al asalto del amor, que en río nada...
Ya casi es el alba,
cuando se prenden los trinos de la niña.
La cuna es mecida,
alargándose a su espíritu el sueño de la vida.
¡Ay, cuando me ves así...madre de mi hija!