Nitsuga Amano

Perdido entre las horas danzantes del ayer

En los recuerdos del ayer, como ecos lejanos,

resuenan las melodías que anhelamos volver a escuchar,

canciones que entonamos a todo pulmón,

liberando nuestras almas al viento.

 

 

En aquellos días de campos dorados,

cuando éramos soles en la vastedad del espacio,

el tiempo se desvanecía en risas interminables,

y la vida era un juego sin fin.

 

 

Corríamos entre los girasoles,

nuestros pies descalzos abrazando la tierra,

absorbiendo la energía del sol que nos guiaba,

y cada momento se estiraba como un abrazo eterno.

 

 

Las horas eran mariposas danzantes,

las tardes se desplegaban como alas de libertad,

y las risas se convertían en melodías celestiales,

que resonaban en los corazones inocentes.

 

 

Oh, cómo desearíamos volver a aquellos días,

cuando el tiempo no era más que una ilusión,

y podíamos jugar sin preocupaciones,

perdiéndonos en la magia del momento.

 

 

Pero el pasado es un río que fluye sin retorno,

y aunque anhelemos revivir su esplendor,

sabemos que solo podemos abrazar su memoria,

y construir nuevos sueños en el presente.

 

 

Así que dejemos que la nostalgia nos acaricie,

como una suave brisa acariciando nuestra piel,

y sigamos adelante, llevando en nuestros corazones,

la melodía de aquel ayer que siempre nos acompaña.