Freddy Kalvo

Tú sabes...

 

Tú sabes que yo te quiero,

que me duele, si te duele,

la tristeza que hay en tu alma

y dolores, que se ciernen,

constantemente en la vida,

más si el llanto se aparece.

Sabes que cuentas conmigo

como las gotas que vierten

las flores con su rocío

cuando recién amanece

con ese brillo del día

con bello sol del Oriente.

 

Estoy para consolarte

con este verso que puede

darte el aliento oportuno

cuando la angustia demuele

esos ojitos llorones

que tristes no se detienen,

que inundan mares y ríos

porque la vida te duele.

 

Sabes que tienes mi aprecio

que mis sentidos comprenden

el sufrimiento que arropas

aunque tú no lo develes

con tu boca, con tus labios,

pero el corazón presiente

que sufres en tu silencio

porque callarlo prefieres.

 

Tú tienes siempre mi abrazo

que en silencio se enternece

como brisa suave y fresca

que acaricia los laureles

y las flores de amaranto

que producen ricas mieles

donde liban las abejas

y por eso, se detienen,

porque la naturaleza

da su fruto en parabienes.

 

Ya no sufras, ya no llores,

aunque el viaje es para siempre

de la flor que ya marchita

su color se volvió tenue

si el mañana está esperando

que fluya agua de la fuente

para alimentar la vida,

porque vive quien se bebe

la pureza cristalina

del amor cuando se tiene.

 

Por eso, cuenta conmigo,

pues mis versos te conceden

con el alma siempre amiga

que te dice: ¡sé muy fuerte!

Porque el sol saldrá de nuevo

y te alumbrará de frente

porque todo se termina,

porque nada es para siempre,

que el destino para todos

es finalmente la muerte;

pero mientras haya vida...

¡Sé el jardín que se florece!