¡Qué afortunada soy!.
Hoy desperté, abrí mis ojos
y pude sentir junto a la mía,
la cálida mano del ser que amo.
Luego me levanté, pasé al baño
y al salir serví el desayuno,
para luego juntos compartir
un rato tomando el mate.
Bromeamos con tonterías
como todas las mañanas,
y así comencé mi día
sabiéndome afortunada.
Y tú:
¿ya pensaste en qué momento de hoy
fuiste afortunado?...
Atesóralo:
Los más simples
suelen ser los más invaluables.
Lucila De Melo(MMGA)
Uruguay