el brujo de letziaga

Nadie te sustituye

Me quedan en la mente...el placer de tus dejes,
tu fonética entreabierta...como regalo que me nutría muy lentamente,
el postrero y lastimero beso... aun flotando inmensamente,
y cada verso que te mira...cual se mira lo que se aleja eternamente...

 

Y en este contexto sosegado...se precipita por el río la corriente,
que me envía su rumor... que nunca se disuelve.
Al igual que palpita y se oye todo acento, todo... lo que voz tiene,
y en el sonoro espacio de poniente...tu espíritu radiante siempre permanente...

 

Y es que oigo cantar al recuerdo...a través de mi vida tu viaje de muerte,
como la mar que llena sus ánforas de los ríos...mientras las olas se retuercen...
¡Ay del mundo que me puede!...como mi amor que nunca te vence,
y se me prende el lenguaje...que eleva mi poesía a lo salvaje...

 

Todo es en vano, pues la memoria me oprime... mientras visiono aquel último instante,
que siempre a la mente me viene... y entretanto vivo de forma delirante.
Por ello, mi ser se consume...se obscurece y se desvanece,
cuando tu pérdida me invade...y nadie te sustituye.