José Luis Barrientos León

Mi destino voluntario

 

En mis manos hay parte de tu alma,

de tus sueños frágiles y vigorosos,

a los que me asomo extendiendo mis brazos,

para estrecharlos, convirtiéndome en nube,

agitándome en el umbral de tus deseos.

 

En mis manos hay parte de tu piel,

de tu universo y misterio,

donde se iluminan mis sueños, 

explorando tus bosques, tus manantiales,

de pasión y entrega, hasta mudar,

en parvada de aves y amasijo de flores.

 

En mi alma hay parte de tus ojos,

de tus ilusiones y sonrisas,

donde me deslumbró y alucino,

tomado de tu mano, corriendo y saltando,

sobre el campo desnudo,

sometido a tus sueños.

 

No puedo apartarte de mi destino,

eres la tierra en que germinó,

donde mi sangre generosa y osada,

se transforma en caricia y ternura,

el camino donde transitan mis anhelos,

la vereda y el riachuelo donde reposo y renazco,

donde mi corteza y escudo,

se convierte en sosiego y besos.

 

Eres la verdad y la hoguera,

donde se incineran mis miedos,

para convertirme en ceniza y regresar al principio,

donde nacen los vientos y emergen las lluvias,

fecundando mi cuerpo, transformándome en verso.