El aroma incoloro de tu voz tenue inunda mi corazón,
El gesto transparente de tus labios con sabor a miel,
Dibujan de dulzura el iris cálido de tus ojos.
Ellos cansados esperan que llegue el amanecer.
En el, tu cabello reluciente de tu pensamiento
Arrastra las olas que como niños se recrean a tu paso.
Van descubriendo en el semblante acrisolado de la vida,
El desborde inalcanzable del canto de tu amor.
Las aves junto a ti Danzan dejando sus huellas.
Al caer de la tarde, sus vestidos rodean tus pasos,
El crujir de las olas con su canto marino
Elevan su pecho aprisionado con su melodía al viento.
Es la hora de esperar la partida del silencio, que se rompe
Entre tus manos y cubre de polvo el camino blanco del amor,
Tus pies descalzos irrumpen el suelo de mi piel ardiente.
Se pierde el sentido, se oscurece el día, se viene la mar,
Tu sombra no se aparta de mis pasos y la mía de tu vida,
La noche negra nos refugia en sus aposentos de enamorados.