Luis E. Pedraza Rodríguez

Mi abuelo

Sí, mi abuelo era un hombre de fuerte carácter,
temple de acero, mirada brillante...
Mi abuelo era \'un padre\', 
Y, entre sus manos la tierra era fértil,
florecian los campos,
todo parecía multiplicarse.

Era además, mi abuelo un devoto seguidor del padre (El Señor),
en las rogativas le veía el semblante,
parecía de pronto que Dios le miraba,
de nuevo en los campos, semillas y estacas fuertes germinaban.

Sí, mi abuelo era un hombre de camisa blanca,
pulcra casi siempre, con manga arrollada,
pantalón negro; nunca tuvo barba.
Era un hombre honesto,
reía poco, tampoco cantaba
pero, era alegre, y en todos sus tratos...
En aquellos tiempos, \'la palabra era santa,\' decirla bastaba\'.

Sí, mi abuelo era un ángel, 
aunque no tenía alas,
ayudaba al otro, socorría a la infancia;
era una hormiga  llevando sus cargas.
Recuerdo también que cuando viajaba,
Atrás, en su caballo, yo iba en sus ancas. 

¡Ah! Tengo mil recuerdos, que me traen nostalgia 
de ese \'viejo-joven\' que partió de pronto,
Aunque su agonía se hizo eterna, larga...
como un forastero, se marchó temprano, nos dejó la casta,
entre otras cosas, «gallardía, su marca.»

No tenía dobleces cuando él hablaba,
lo resumía todo en dos o tres palabras;
era como el viento, ¡transparente y claro! 
de mirada fija, la cabeza alta,
no miraba atrás, pisada infinita, y en el horizonte,
cuando eran las cinco se le divizaba;
trabajaba duro, poco reposaba... 
¡Ay! Del viejo don José del Carmen... 
¡Cuide Dios su alma! 

—✍️ Luis E. 🇨🇴