Nada tan mozo como el rostro
saturado de la tierra oriunda
humedades de los ciudadanos
bebiendo en manantiales dados
agradeciendo su fortuna.
Encuentras cascadas plenas
de maravillas, llenas
lago ágil despertando
y su gente, siempre atenta ...
en el norte, disfrutando.
¡Cielos y suelos calientes
mojados de tantas huellas
que antepasados, presentes
intentaron nadar corrientes
del motivo de su existencia!
¡Tierra, sana mis sienes!
viaja en mis venas y vientre
llena mi memoria en bruma
de cuadros cuidados, duda,
que diluirán en mi mente.
Copyright©2010 Rocío Vega-Ponce