Josefina Barreto

BESOS DE SOL

¡Qué tibia la mañana que despierta

en el dosel que cobijan tus abrazos!

Besos de sol deslizas en mi cuerpo,

pinceladas de aurora en mi regazo.

Amanecer de dos,

Cuando apenas habíamos sido uno

en el refugio de la noche,

en la complicidad del claroscuro.

Soplo de luz que dibuja silencioso

tu perfil sereno y taciturno.

¡Qué dicha de mi almohada que conserva

la esencia de tu carne y de tu fuego!

Fruta madura que te invita al juego

sin tiempos ni reservas.

Amanecer de dos

en un lecho de oro y filigrana;

porque a través de la ventana

nos besa el sol, y en guiños caprichosos

desliza nuestras sábanas, curioso.

Le intriga nuestro amor que se desgrana

y se vuelve a fundir una y mil veces.

Perfecta comunión,

sin amarras, sin culpa, sin dobleces.

Cuando nos besa el sol

y deja nuestros cuerpos impregnados

de trozos de arcoíris

de capullos de seda

y un enjambre de átomos dorados.

Amanecer de dos.

Se embriaga el aire de ambrosía y miel

despertando sin prisas

mientras el aire nos dibuja una sonrisa

con los besos del sol sobre la piel.