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El diario azul

Mi cuerpo está hecho por etapas, que no solo transformaron mi piel y el rumbo de mi destino para siempre.

Recuerdos que no siempre fueron felices y otros más afortunados que me permitieron ser como soy. Con cada experiencia 

un nuevo desafío, una mudanza de sentimientos hasta llegar a alcanzar una vida plena.

Esta mañana cuando comencé a escribir la segunda página de este diario azul, un sentimiento de nostalgia aterrizó en mi 

mente que me llevó a buscar imágenes de mi infancia; quizás con el deseo de abrir la puerta de los sueños, en un tiempo 

donde se piensa que todo está al alcance de tu mano y no existen los obstáculos, ni interrumpe con su fuerza la dirección

del miedo.

Y pareces que vuelves a verte asomada a la ventana, escuchando las voces de tus amigos que te piden incesante que bajes

para jugar un rato a la pelota antes de irte a comer. Y saboreas la hierba fresca en el verano mientras te atreves a escalar por 

los árboles del parque, imitando a los chicos, demostrando una vez más que las niñas no solo juegan a las muñecas.

La tarde del sábado se vuelve especial, por lo general te gusta ponerte tu mejor vestido, por si te ve el chico que te gusta.

Y cantas alrededor de tu tocadiscos las canciones del momento, mientras la niñez se va alejando dando paso a una juventud 

que se abre ante el mundo, intentando alimentar un libro lleno de páginas en blanco, confrontando luchas internas, gestionando

emociones del libro de tu vida.