No estoy.
Díselo al viento, que no estoy,
que he salido volando en busca
de una patria que ya no conozco,
que he dejado atrás mis raíces y mi historia.
No estoy.
Díselo al mundo que he callado las palabras,
y he sembrado en mi pecho la añoranza,
de aquella tierra que fue mi cuna,
y que hoy se desgarra en llanto y en dolor.
No estoy.
Díselo al verso, que he perdido la rima,
que ya no fluyen las palabras como antes,
que mi voz se ha apagado en la distancia,
y mi alma se desvanece en la bruma.
Y cuando llegue el día, y se ilumine la aurora,
seré la brisa suave que acaricie tu piel,
la luz que ilumine tus noches oscuras,
el amor que te haga sentir que todo es posible.