Yamila Valenzuela

Ilusión.

 

 

 

¿Acaso señor

es usted el enviado

del dios de la risa?

 

Porque usted

me despierta alegría

armándose en mi alma un jolgorio

con la posibilidad

que en algún momento lo amaría.

 

¿Acaso señor

es usted a quien yo esperaba?

 

Porque usted tiene una mirada gacha

una mirada entristecida

que me hace imaginar

que su alma fue herida.

 

Pero me doy cuenta

que también ama la vida

una vida llena de soles y lunas

de arcoíris y brisa colorida

donde juntas nuestras almas

son risas oportunas.

 

¿Usted señor

me sacará siempre una sonrisa?

 

Porque si así lo hiciera

me rescataría de mi condena

una condena que llevo en el alma

y que arrastro hace mucho rato

como grandes y pesadas cadenas.

 

¿Usted señor

tomaría siempre mi mano?

 

Porque usted señor

es mi destino anhelado

siento que es el calor y el verdor

de mi campo desolado

de ese campo jamás arado.

 

Espero que me diga que sí

y que en una noche tranquila me cuente

porqué perdió el camino

porqué ha tardado

mientras a nuestras bocas

con una sonrisa

llevamos una copa de vino.

 

Usted señor

 si así lo quiere

habite en mi corazón

como un amor fino.