Nitsuga Amano

El Cielo Caido

Visto de largo los sueños en mi desván,
pero las paredes se agrietan y el cielo cae.

 

 

¿Hay algo, más allá de la piel,
que no sea un espejismo?

 

 

Sobrevivir en la sequía de un aliento lejano,
sintiendo la bocanada descarnada en la garganta
del último aire.

 

 

Y aunque no puedo decir si la flor suspira,
oigo su silencioso llanto en todas las cornisas.

 

 

Y el cielo caído es ceniza.

 

 

Pero en mi mente, en mi corazón,
todavía vive la memoria de aquella tarde,
cuando caminábamos por las calles empedradas,
y el sol doraba nuestros rostros.

 

 

Recuerdo el brillo en tus ojos,
y el sonido de tu risa,
que hacía eco en cada esquina.

 

 

Pero ahora, las calles están vacías,
y el sol ya no brilla como antes.
Solo queda el recuerdo,
de aquella tarde dorada en la que te conocí.

 

 

¿Qué es lo que queda,
cuando el tiempo se desvanece,
y la realidad se convierte en ceniza?

 

 

Solo el recuerdo,
de un amor que una vez fue real,
y ahora vive en la memoria,
como una llama que nunca se apaga.

 

 

Así es el amor,
un sueño que se convierte en recuerdo,
y el recuerdo que se convierte en eterno.