(A mi hijo,
que no puede entender la crueldad en los corazones)
¿Se oscurece mi ser con las razones,
es normal lo corriente:
herir al penitente,
exiliar a los nobles corazones?
¿Con aquel ostracismo de los dones
desoír la bondad?
¿Y por una deidad
macabra, desvivirse por engaños,
mas soportando, nada más, los daños
ocultar la verdad?
¿Y con la maquinaria más salvaje
abatir caballeros,
a los santos enteros
los que marchan de pie, y con coraje
hurgan el misterioso y vil ultraje
por su fe en la amistad?
¿Quién tiene de verdad
las agallas y cuida esa pureza
de los quijotes y, la audaz proeza
de matar la orfandad?
¿Alguien merece en vida tanto mal?
¿Por entregar el bien
recibe más desdén?
¿Qué mal habrá hecho, qué hizo fatal?
¿Un sombrío destino y desigual
por ese don de humano,
por ese don de hermano
y de gran justiciero?, ¿quién ve injusta
tanta honradez?, ¿el bueno los disgusta,
su clamor de bondad,
en la precisa edad
en la que la moral clavos ajusta?
Con aquel ostracismo de los dones
fugas de lo querido,
miserias del herido,
y fortaleza en quien de los cantones
llenos de malas hierbas, de traiciones,
y de tanta crueldad
cosecha la ruindad.
Todo patas arriba... resistir...,
pero tienes el don de sonreír,
la sin par lealtad.
Pintura: Don Quijote de la Mancha de Mónica Caruncho Fontela (2019)