Golpe de mar

Te quiero sucio y limpio

 

Los deslices que tañen mis zapatillas de deporte

cuando se afianzan en los errores

       - prominentes, quebradizos  -

del camino

                   alejando la fascitis 

                                              que devora

 

cualquier dirección hacia ninguna coordenada.

 

La caricia del silencio consensuado

en un mundo en donde sólo tú y yo 

comprendimos un instante 

 

                             algún misterio para dos.

 

Aquel pájaro que vimos 

exacerbó su belleza 

al estallar nuestra ausencia de esperanza,

lánguida y contaminada 

por los alrededores 

 

                                 cotidianos.

 

Pactó con el que quiso

hasta el fin de la memoria 

una hipoteca de polvo carmesí

sin cláusulas ni maltrechas condiciones.

 

Yo quiero ser ese pájaro en tus días;

Ser visto, o añorado sino quiere aparecer.

 

Entre bosques y matojos va siempre tras tu pista,

corroborando desde lejos las bifurcaciones

                         del camino

con la prisa del que no tiene reloj.

 

Mas nunca olvides su revuelo

que te abanica siempre la verdad.

 

Rudo, testarudo e impuntual.

Él en otras varas se ha medido

para contigo atar los te quieros

censurados en las películas de Disney.

 

Formular en lengua propia 

nuestra manera de morir.

 

Dar tiempo a los tropiezos y a la herida,

al beso y al orgasmo,

a la lágrima que seca en la sonrisa,

a que se nos maje el corazón, 

a andar alicaídos, 

y a tonificarnos más crecidos 

cocinando los miedos al vapor de nuestro aliento.

 

Así quiero quererte, y así yo te querré. 

 

Ya estoy viejo para fechas no ordinarias,

no me pidas voladores ni petardos, 

ni tartas sin azúcar que no he podido hacer.

 

Ni siquiera una guirnalda de palabras

si estoy con una fuerte digestión.

 

Quizás la pincelada que esperaste

te llega ordenando la despensa.

 

¿Qué más da? It\'s a perfect day…

 

Y te siento igual de fuerte, 

y me quemo más al abrazarte 

y me deshago en blancas gaviotas

que aterrizan en tu vientre encharcadito.

 

Y me clavas tus ojitos tatuados

por adentro de mis párpados,

cuando estás a punto de correrte

robándome el alma

con tus gemidos de sirena 

y tus palabrotas de putita.

 

Te quiero sucio y limpio.