Toda historia tiene sus signos en la vida,
algunas empiezan con signos de admiración donde todo es magia,
otras con signos de pregunta donde existe incertidumbre de lo que sucede,
en cada momento escrito se presenta una coma para respirar o un punto para continuar con el siguiente momento, de pronto se abren comillas para las situaciones sarcásticas y las mentiras que no quieres ver.
Existen puntos suspensivos cuando se anhela que la historia continúe pero tiene su pausa por x o y razón en la cual retoma impulso o un rumbo que quieres sentir,
así mismo en los paréntesis se contiene todo lo que no se pudo decir, aún así continúa como si nada la historia por contar,
aunque todo sea un esfuerzo para poder expresar existe simplemente un instante en el cual se llega a un punto final donde la historia termina porque ya no tiene más que se pueda suscitar y llega el tan anhelado final.
Porque muchas veces se repiten palabras, que se anotan una y otra vez hasta que pierden sentido por si mismas, un para siempre, un nunca jamás, toda la vida o un adiós.
Pero hoy es el punto final a la historia que se quema en su propia hoja para decir que es instante de partir y no volver a escribir donde nunca supieron valorar los signos que colocabas por ahí y en lo último se cierran con una cicatriz en el alma al salir y no volver a existir.