Miguel Ángel Miguélez

Lágrimas al mar

 

 

 

 

 

Por la bocana del puerto

los barcos van a la mar

entre las brumas, al alba,

en un ensueño de sal.

 

Un ejército de pájaros

con ellos sale a pescar

lo que sobre de las redes

como migajas de pan.

 

Es la luna un cenicero

de mirada vertical

que se incendia adolescente

sobre el beso de cristal

 

por el que, tristes los barcos,

atraviesan sin parar

de navegar el silencio

para nunca regresar.

 

Tristes van los marineros,

triste va su capitán,

tristes los peces, las olas

y el viento, tristes están.

 

Pues saben de la derrota,

del naufragio del final

y que, en la flor de la vida,

solo un recuerdo serán

 

que se pierde sin remedio,

sin encontrar su lugar,

en el olvido del agua,

como lágrimas al mar.