Carlos Andrey Vargas Araya

El reflejo

Con la calma de los años y con la pluma  entre mis dedos, me declaro   hombre sereno. 

 

 

Ya no gritan los demonios y no duelen las tormentas. Sabiduría y reflexión, invaden cada poro de mi piel y expira la calma de mi ser.  

 

 

El reflejo en el  lago  de mis pensamientos, mi rostro es un reflejo,  mi  imperfección  como una brisa fresca que trae mis ganas de vivir.

 

 

Sin oprobio se recibe la chispa de eternidad, sin mis miedos y la plenitud se dirige hacia mi, con paso sigiloso.

 

 

¿Mi sonrisa  malograda?, si supieras como sonrío  irradiando alegría, siento una primavera de amor, es la estación permanente de mi estado emocional. 

 

 

El muerto en su cofre,  me muestra  el guión final. Arrancar una obra maestra, explorar el arte de vivir, siento el consuelo de apreciar cada segundo. 

 

 

 

Mis sentidos exaltados, y percibo el paraíso de mi vida. Recorriendo diez mil leguas de amor ,con  pasos firmes por la vida, caminos llanos y la juventud a rebozar. 

 

 

Sin que nadie me escuche o me apruebe, sin que nadie sepa de mi existencia, pinto la vida con crayones de colores cuando me alejo de la decadencia. En esta imágen de mi, ya no soy el chico ingenuo que ignoraba como ser feliz.