Anne Black

Las consecuencias del desamor

Y entonces lo vi, frente mío, en la otra esquina de la habitación. Diciendo que \"estamos separados\", sin razón alguna, solo por qué sí, porque así lo decidió, porque le es ventajoso usar de pretexto dos palabras insignificantes a esta altura. No estoy muy segura de lo qué realmente ocurre, de igual forma son cosas sin importancia. Pues ya no le creo ni tantito, su repertorio, lo tengo muy bien estudiado y ya es molesto oírlo con la cantaleta y su grosería a diario y su carácter tan singular y esa personalidad narcisista que lleva puesta como escudo sin importar que se gane el odio humano; ¡NAZI! Oh sí, eso es, no me queda duda de que tan vil puede ser, hiriente y hasta calculador. Un oportunista que usa mi dolor para su propia conveniencia. 
Sin embargo soy una tonta, ¿sabes? Porque a pesar de lo que diga no dejo de quererlo 《odiarlo a la vez》 como si nada pudiera alejarme de su lado, me siento perdida si se va y perderme me aterra. - Sí - no lo digas, no digas nada que lo sé, yo también he pasado horas enteras aislada pensando, preguntándole al corazón, respondiendo con la excusa de la lastima que le tengo. Pues lo veo tan solo, tan alejado de dónde creció, de su gente, y siento compasión y responsabilidad. Es que él no quería seguirme, mi insistencia fue quien lo ha obligado a alejarse de su mundo para seguir mi camino, y eso estuvo mal. Ahora él no es feliz, y yo tampoco puedo serlo, quizá nos hemos convertido en enemigos y pasamos el tiempo compitiendo, hiriéndonos, echando odios y reproches al cielo, algunos empujones y lágrimas (de mi parte) gritos y mas gritos; distanciados cada vez mas, matando aquellos \"te amo\", esos \"estemos bien\". Para amoldarnos a deseos de ver quién termina en la ruina y soledad. Tal vez todo lo que queda hoy es eso, ¿tu qué opinas? Porque yo, yo no sé qué título debería llevar tanto desamor.

Ya lo he dicho muchas veces en varias ocasiones, pero es que seguimos hundidos en una monotonía cruel, la misma costumbre nos enredó y arrojó a una condena que ninguno sabe cómo cumplir, para algún día zafarnos y correr en dirección a la libertad. Sin remordimientos, mas bien, hambrientos de una vida acorde a nuestros intereses y el placer de la satisfacción por lo hecho. Quizá con ayuda del tiempo llegar a encontrarnos y mirarnos con orgullo, y ese cariño que actualmente se perdió. Mirarnos y sentir alegría por el éxito del uno y el otro. Mirarnos y sonreírnos, que con esa mirada nos digamos todo y podamos recordarnos contentos por siempre.