J.R.Infante

Ditirambo

Lanzas ardientes
queman,

desgastan,
martirizan
los resecos labios;

coartan
las palabras.

 

Sosegada oscuridad,
techo

de crujiente  rastrojo;
me diste
tan largas
horas de calma
que a pesar
de los densos
muros de cemento
aún respiro.

 

Librillo de
papel blanco;

arrugadas manos
te acarician.

¿Por qué
reduces la vida
a cuatro
bocanadas humeantes?