Estoy triste
frente a un espejo mudo,
que me devuelve mi rostro
afilado por el tiempo.
Estoy triste con mi sombra,
perdida en tu lejanía,
naufragando entre cristales
que me hieren cada día.
En ese espejo se queda
mi agonía persistente,
repitiendo eternamente
las penas de no tenerte.